Saber cómo colocar precios atractivos y tentadores para un consumidor y, a la vez, ganar buen dinero en el medio, es tan fácil para algunos como una materia imposible de determinar para otros. Un individuo cualquiera debe saber qué precio ponerle a su automóvil usado, o a ese objeto querido que se encuentra de pronto en la imperiosidad de ser vendido, de la misma manera en que, dentro del marco de los emprendedores que desean posicionar sus productos en la mejor relación precio/calidad/cantidad de ventas, el valor monetario con que han tasado sus bienes y servicios resulta decisivo.
Tasar es determinar el valor o precio de algo, ya sea para conocer el patrimonio real, revisar nuestros bienes económicos o meramente para saber su valor exacto para rentarlo, venderlo, o a modo informativo.
Todo es factible de ser tasado, ya sea un bien, producto o servicio, pero la última palabra la tendrá el comprador.
«Las cosas valen, ni más ni menos, lo que su comprador esté dispuesto a pagar por ellas»
Cinco criterios para tasar productos y servicios:
- Costo de producción o costo inicial para poner en marcha el servicio.
- Calidad de los materiales o de la actividad que se ofrece (personal necesario).
- La oferta en relación a la demanda (altas demandas y baja oferta encarecen precios, y viceversa).
- La época del año (temporada), influyente en la demanda.
- Procedencia del producto o servicio, y prestaciones que ofrece.
Todos estos puntos son fundamentales para calcular el precio final tanto de un activo material, como inmaterial. Tomemos uno de ellos a modo de ejemplo para que quede claro, si me gustas los alcauciles y los compramos en su temporada serán más económicos que fuera de ella, ya que el costo de transporte y el mantenimiento en cámaras frigoríficas, hará que el precio suba cuando no es tiempo de alcauciles, y obviamente ese costo adicional incrementa el precio final del producto. Aunque nunca faltan los oportunistas que cobran lo que quieren. Otro ejemplo: un acondicionador de aire cuando está por llegar el verano aumenta su precio, porque es sabido que las personas debido a las altísimas temperaturas están casi obligadas a adquirirlos si desean pasar una época estival aliviada, pero en este caso el precio no está dado por la temporada sino, más bien por la oferta y demanda.
Si tienen que realizar una tasación háganla con personas idóneas en el tema, y tengan presente que todo es perfectamente tasable, excepto los sentimientos y las emociones, gracias a Dios….
Nací en Buenos Aires. Fue el 10 de noviembre del año 36 del siglo XX. Ese día murió José Hernández, curiosa circunstancia: la tradición ha acompañado mi vida.
Mi padre fue Noé Humberto Quiroga, un ingeniero que pavimentó, a diestra y siniestra, muchos caminos de la querida patria. Mi madre fue Angélica, un ángel simple, que enfermó cuando me ausenté de su lado para estudiar derecho en la ciudad capitalina. Lavié fue su apellido: no dejes de usar el apellido de tu madre pues a ella le debes la vida.
Es por eso que me conocen como Humberto Quiroga Lavié.
2 respuestas
Buenas tardes, tengo una empresa que fabrica bañeras tipo SPA y me está costando horrores vender un hidromasaje de columna que almacena y recupera el agua del piso mismo de la cabina y la inyecta otra vez sobre el cuerpo en conjunto con el agua corriente, sistema crítico para obtener la presión de agua necesaria para que el masaje funcione. Qué consejo me dan? gracias de antemano
Muy estimado Santiago, faltan plétora de datos en su consulta, pero intentaré presuponer ciertos contextos para articular mi respuesta. Considero que el producto citado es costoso, sumado a que, para peor, esta cuestión ecológica de recuperar el agua vertida para inyectarla de nuevo puede provocar en sus clientes potenciales más de un pensamiento negativo, ligado a la sanidad y demás cuestiones. Mi humilde recomendación es que haga hincapié en el aspecto ecológico de su producto (pues en definitiva en la mayoría de los países nos bañamos con agua potable, apta para consumo humano, lo cual es un derroche barbárico!), e intente introducirse en el mercado al límite de su ganancia. Es la manera de competir y, sobre todo, presentar un producto que requiere cierto «aprendizaje», si me permite, en el pensar del cliente. Espero poder haberle acercado alguna reflexión útil a su dilema. Éxitos, HQL