CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
CASO FONTEVECCHIA Y D’AMICO VS. ARGENTINA
SENTENCIA DE 29 DE NOVIEMBRE DE 2011
(Fondo, Reparaciones y Costas)
COMENTARIOS AL FALLO DE LA CORTE INTERAMERICANA EN EL CASO FONTEVECCHIA.
1. Lo primero a destacar es la afirmación por parte de la Corte es la invalidez de la supremacía del derecho a la vida del Presidente de la Republica Menem, por sobre el derecho a la libertad de prensa, como lo ha sostenido el Estado argentino en la causa. Debemos a aclarar que el Estado no hizo otra cosa que defender la doctrina sustentada por la Corte Suprema de Justicia argentina en el caso que planteara el Presidente Menem. También debemos expresa que el Alto Tribunal nacional, no hizo otra cosa que aplicar al caso Menem, la doctrina del Fallo Poncetti de Balbin, donde se sostuviera que los hombres públicos también tienen vida privada merecedora de ser tutelada, por sobre la libertad de prensa.
2. No resulta ocioso manifestar que los hechos de ambas casos -es decir aquellos generados en las causas Menem y Poncetti de Balbin- eran bien diferente en relación con los hechos que las determinaron. En Poncetti de Balbín la difusión periodística versaba sobre la tapa de la Revista que mostraba al líder político de la Unión Cívica Radical, todo entubado en la correspondiente sala de terapia intensiva. Bien diferente al caso Menem, donde los hechos concretos fue la información sobre el Presidente Menem tenía un hijo extramatrimonial con una diputada. El interés en juego en ambos casos era bien distinto: en Poncetti de Balbín había solamente interés privada en juego; en el caso Menem había un claro interés público en ocultar un hecho privado que interesaba a toda la sociedad argentina. Cuando hay un interés público en juego, la vida privada se convierte en vida pública.
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Nací en Buenos Aires. Fue el 10 de noviembre del año 36 del siglo XX. Ese día murió José Hernández, curiosa circunstancia: la tradición ha acompañado mi vida.
Mi padre fue Noé Humberto Quiroga, un ingeniero que pavimentó, a diestra y siniestra, muchos caminos de la querida patria. Mi madre fue Angélica, un ángel simple, que enfermó cuando me ausenté de su lado para estudiar derecho en la ciudad capitalina. Lavié fue su apellido: no dejes de usar el apellido de tu madre pues a ella le debes la vida.
Es por eso que me conocen como Humberto Quiroga Lavié.


