Una de las celebraciones más importantes para los gitanos son las fiestas de bodas. Antiguamente los padres de los novios debían aprobar la unión de la pareja, sin embargo esta tradición fue quedando de lado a lo largo del tiempo. Incluso hoy en día se forman parejas en las que uno de los integrantes no es de origen gitano (aunque se espera que este adopte las costumbres gitanas).
Las bodas suelen durar tres días o más y se caracterizan por la gran cantidad de comida servida, por el baile, el canto y el entusiasmo que se demuestra por parte de los invitados. Durante la recepción los familiares y amigos van depositando dinero en unas canastas, el cual será regalado a los novios. Luego una mujer le entrega un clavel a todos aquellos que colaboraron.
El suceso más importante
El suceso más importante en la boda gitana es la prueba del pañuelo con la que se verifica la virginidad de la novia. Las mujeres acompañan a la novia hasta una cama o mesa en donde se acuesta. La “ajuntaora”, quien es la encargada de realizar la prueba, toma una navaja y la envuelve con un pañuelo formando tres pliegues. Luego la introduce en la vagina, y si el himen está intacto, el pañuelo sale manchado con sangre. Una vez demostrada la pureza de la novia, las mujeres festejan, le arrojan peladillas azucaradas, y exhiben el pañuelo ante el resto de los invitados. En ese momento estalla la alegría y empiezan a cantar y a bailar con los novios. Como señal de festejo por la pureza de la novia, los invitados alzan a los novios y los hacen girar en círculos, y al mismo tiempo cantan el Yeli, un canto tradicional de los gitanos reservado para las fiestas de bodas.
Según sus creencias, los gitanos se casan en la Iglesia Católica o en la Iglesia Evangélica, y esto ocurre por la mañana.
Para la tradición gitana, la pureza de los novios es un valor muy preciado, pero fundamentalmente para la mujer (en muchos casos, al varón se le permite perder su virginidad antes del matrimonio).
Ratona de biblioteca, trabajo de correctora part-time para varios sellos editoriales. Cuanto cae en mis manos lo leo, desde un libro hasta la etiqueta del shampoo! 😛 (y por ahora no uso anteojos!)
