La vida en sociedad nos acomoda en un lugar determinado dentro de su entramado. Estos lugares son las posiciones que detentamos (adscritas) o que nos asignan dentro de la sociedad; se trata del estatus social que poseemos, que generan roles específicos y a su vez una expectativa de conducta sobre ellos. Esa expectativa recíproca (un principio de confianza en el cumplimiento de los roles del otro y viceversa) se plasma en el derecho.
El derecho regula las conductas que la sociedad considerada imprescindibles y por lo tanto esperables de las personas. Dentro de la concepción judío cristiana occidental, plasmada en la sociología y el derecho de este lado del mundo, la familia es un núcleo básico, institucional y esencial. Obviamente que el concepto ha evolucionado y obligado a un cambio profundo sobre el alcance del término. Sin embargo no ha perdido importancia como formador excepcional del ser humano.
Dentro de los muchos roles que una persona posee (a veces contradictorios) se encuentran los propios, innatos, de nuestra posición dentro de un grupo parental: la familia, que también se expande fuera del núcleo hacia la sociedad (estatus: separado, casado, divorciado, etc. –es justamente el estado de familia). Y como señalábamos en los roles se traspolana los derechos. El derecho de familia es una rama del derecho civil, aunque se pretenda imponer su autonomía.
Las causas principales que nos llevan a recurrir a un abogado de familia
Es cierto que las expectativas de conductas para los roles familiares (padres, hijos, abuelos, nietos, tíos, primos) tienen un gran componente ético y poca coercitividad, pero existen excepciones importantes que el derecho regula con énfasis, siendo, en su mayoría normas de orden público. Cuándo recurrir a un abogado de familia halla su respuesta en la constatación de la afectación de algún derecho consagrado por normas del derecho de familia y las materias que regula.
El derecho de familia regula las relaciones familiares a través de normas jurídicas.
Entonces debemos recurrir a un abogado de familia si existe algún problema de legitimidad del vínculo conyugal (nulidad de matrimonio), si encaramos un divorcio o una separación personal; si estamos atravesando un proceso de adopción o filiación, si tenemos un problema sobre patria potestad, derechos u obligaciones sobre alimentos, tutelas, curatelas y cualquier derecho patrimonial dentro del núcleo familiar, en todos los ejes (ascendentes, descendentes, colaterales).
En síntesis, cuando existan conflictos o afectaciones a nuestras relaciones personales o patrimoniales surgidas de nuestros lazos familiares es cuando debemos recurrir a un abogado de familia, pues son ellos los que nos guiaran a través de un intrincado camino jurídico.
Las cuestiones familiares, nacidas del parentesco, la filiación y la afinidad, requieren tribunales especiales. Muchos países han reservado juzgados con competencia específica porque requieren inmediación y se necesita escuchar a los afectados, sobre todo cuando son niños.

En mi vida probé muchísimos deportes, y hoy conservo aquellas actividades y hobbies que se realizan al aire libre. Mi otra pasión es viajar: conocer lugares exóticos del mundo y escribir bitácoras de mis vivencias. Disfruto de la fotografía y la geografía, así que cuando me surge un viaje, nunca lo dudo. Estas son mis experiencias.