Los guantes son un accesorio que marca tendencias y da un toque chic para renovar cualquier vestimenta. Para este año viene con mucho empuje el guante de cuero. A pesar de ser un clásico, este material se impone pero con la salvedad de aparecer combinado con otros, como por ejemplo con piel o con tachas. Se usan todos los colores que pueden ser contrastantes o al tono con la ropa, pero el ya tan clásico guante de color negro se gana todas las miradas.
Algunos diseñadores se inclinan por el guante corto, justo a la muñeca, sin embargo otros van más allá y se juegan por un guante tres cuarto, qué llegue hasta unos centímetros antes del codo. Un detalle que se está imponiendo, hasta con vestidos de fiesta, es usar el guante encima de las mangas.
El guante ya no sólo nos protege del frío, sino que se ha transformado en un accesorio de diseño.
En los tiempos modernos es todo un detalle de moda infaltable en el guardarropa de cualquier mujer. Un guante de color negro y algunos otros de distintos tonos y materiales harán que nuestros equipos se renueven diariamente.
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Un accesorio que define las épocas
El uso que se le dio a los guantes en los primeros tiempos de la historia, fue para que el hombre pudiese protegerse del frío y de la nieve. Con el correr de los tiempos el uso de esta prenda se orientó a la protección de las manos de distintos materiales qué podrían dañarla como por ejemplo de elementos calientes.
En las épocas antiguas los hombres eran los que usaban los guantes. Para los caballeros del siglo IV llevar este elemento significaba elegancia y distinción. Sin embargo a lo largo de la humanidad esta prenda fue haciéndose un importante lugar en el mundo de la moda.
Las mujeres comenzaron a usarlos hacia fines del siglo IX y siguen haciéndolo hasta nuestros días. Quienes los fabricaban lo hacían de variados materiales como la gamuza, cuero, lana, terciopelo y le agregaban detalles en piedras preciosas según el poder económico de la persona. Algunos buscaban detalles originales como perfumarlos o fabricarlos en distintos largos. Era un elemento que completaba la vestimenta y no se veía con buenos ojos a la mujer que no los usara.
Ratona de biblioteca, trabajo de correctora part-time para varios sellos editoriales. Cuanto cae en mis manos lo leo, desde un libro hasta la etiqueta del shampoo! 😛 (y por ahora no uso anteojos!)
