Premio Nobel al LED, la envidia de Edison

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Desde que «la luz se hizo», el hombre descubrió el fuego, luego el tungsteno y las lamparillas eléctricas de Thomas Alva Edison (recordado por la célebra frase «haremos la electricidad tan barata que sólo los ricos comprarán velas», y vaya que fue cierto).

Un siglo después, diversos experimentos y descubrimientos fueron componiendo las piezas del rompecabezas que eventualmente forjaría el diodo emisor de luz –o LED–, esos pequeños redondelitos simpáticos que pululan hoy las calles, equipos y dispositivos de la era contemporánea. Entre varios personajes que intervinieron en esta historia, fueron Isamu Akasaki y Hiroshi Amano quienes pudieron demostrar el proceso de dopado tipo P dentro de los denominados semiconductores (para los curiosos, aquí les va el link de wiki, y les deseo toda la suerte intentando descifrar el proceso de semiconducción extrínseca).

Como dije, si bien existen varias patentes en el medio, 2014 es el año en que Isamu Akasaki, Hiroshi Amano y Shuji Nakamura son galardonados con el Premio Nobel de Física por haber resuelto el acertijo que nadie había logrado desentrañar anteriormente: descubrir el LED de luz azul, es decir, el paso fundamental para lograr que los LEDs irradien luz blanca. Es que, te explico, antes existían los LEDs de luz roja y verde, pero éstos eran inútiles a la hora de, por ejemplo, iluminar como lo hace una vulgar lámpara de escritorio, mucho menos los inmensos carteles callejeros, las lámparas públicas y, hoy por hoy, cualquier iluminación profesional. Es el LED azul el que dio el gran salto, popularizando el invento a nivel global.

Y sí, qué raro, ¿no?, que los tres personajes sean japoneses (incluso el estadounidense Shuji Nakamura es de origen nipón). Mis felicitaciones, y humildes reverencias. Ahora los dejo porque tengo que ir a cambiar el tubo fluorescente del baño.

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