Hoy los collares (en cuanto a sus diseños) pueden encontrarse en una gran variedad de estilos y modelos. En la actualidad son un complemento a la hora de vestirse, se presentan en forma de cadena que rodea el cuello o la parte superior del pecho como adorno.
Los estilos que encontramos en el mercado son muy diferentes y variados para todos los deseos y exigencias y los hay desde aquellas cadenas realizadas en cuero, metal, plata, oro, gruesas o finas, largas o cortas.
Técnicas de diseño hay muchas, y aquellas que son para realizar collares artesanales son variadas también. De modo que no hay excusa para tomarnos un rato durante el día y poner en práctica la elaboración de algún modelo. Para llevar un collar más juvenil y divertido podemos utilizar cordón y fieltro, que le va a dar un toque más novedoso al producto.
El diseño que tenían los collares antiguos eran en general sartas de conchas, huesos pequeños, dientes y piedrecillas. Con el paso del tiempo se fueron agregando cuentas de oro y cobre, y ya más cerca de nuestros días podemos apreciarlas con incrustaciones de piedras preciosas, así como madera, oro más elaborado, plata, perlas y un sin fin de posibilidades más.
Y tanto en el pasado como en el presente este elemento decorativo era y es usado tanto por mujeres como por varones. Salvo en la Europa del siglo XV donde fue perdiendo notoriedad para los hombres, a menos que se tratase de una condecoración honorífica.
El diseño de collares es toda una labor de arte, y también de buen gusto.
Lo bueno de las técnicas artesanales es que podemos jugar mucho con la imaginación y la creatividad. Como lograr un collar hecho con una camiseta. Si a la hora de usar el ingenio se trata todo vale y está permitido. Y si además estas en plan de reciclar doblemente favorable para ti. Como decíamos entonces, diseños hay de sobra en el mercado, ya sea en joyería como en ferias artesanales. Solo hay que decidirse por aquel que más nos guste.
Ratona de biblioteca, trabajo de correctora part-time para varios sellos editoriales. Cuanto cae en mis manos lo leo, desde un libro hasta la etiqueta del shampoo! 😛 (y por ahora no uso anteojos!)
