Para hacer un collar isabelino, primeramente repasemos qué características posee Este admnículo, qué uso y en qué condiciones se lo requerirá, y qué patrones de comfort debe seguir para poder proteger debimanente la calidad de vida y la interacción de nuestra mascota.
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Un collar isabelino es una protección de forma troncocónica (de embudo), generalmente de plástico por ser, primero, liviano, y, en segundo lugar, resistente e impermeable. Se lo utiliza en el ámbito veterinario, tanto para gatos como perros, suele ir sujeto al collar, y tiene la función de evitar que el animal pueda acceder con su boca a zonas de su cuerpo heridas, recién operadas, o con algún medicamento untado en él.
Por lo tanto, las razones para usarlo responden a cuestiones de salud, para cuidar al animal y evitar que se infrinja algún daño, se quite los puntos de sutura de alguna operación, o bien ingiera alguna pomada de uso externo, colocada en algún sector de su piel.
Con un poco de ingenio, voluntad, y un par de elementos fáciles de conseguir, se puede confeccionar un collar isabelino casero. Basta una botella de agua de 4 litros de capacidad o bien un bidón si lo usaremos en un perro del tamaño de un Golden o un labrador, pero si se trata de un perro más pequeño o un gato, más fácil aún, eligiendo un envase acorde a la medida del animal.+
Este adminículo debe su nombre a la reina Isabel I de Inglaterra, en honor a las blusas con enormes cuellos que la monarca solía lucir.
Procedimiento
- Primero: lavamos la botella y la cortamos a unos diez centímetros desde su pico vertedor; lo mismo del lado opuesto y dependiendo del largo que requiramos darle, según la cabeza de y cuello del animal.
- Luego, cortar cuatro solapitas en su parte de menor diámetro, y realizar una especie de ojal, abrochado con grampas metálicas, por donde pasará el collar del animal, a fin de sujetar bien este dispositivo a su cuello.
- Por último, limar las rebarbas para evitar pinchar a su mascota. Y listo!
Ten el resguardo de no ajustarlo demasiado para no dañar al animalito, ni dejarlo muy suelto para que no le resulte más molesto de lo que ya es. Y, dicho sea de paso, no esperes que, al colocárselo a su mascota, ésta no se sienta extraña, ya que seguramente así será, pero no desesperes que, con constancia y paciencia, ellas se acostumbrarán.
Ahora que ya saben cómo hacer un cuello de protección para su mascota al mejor estilo de Isabel I. Pongan manos a la obra, con todo el amor que merecen nuestros amiguitos de cuatro patas.

Soy profesor de educación media al cual le gusta abrir y reparar cuanto objeto no funcione (aunque luego me sobren tornillos!) 🙂 Tengo una fascinación por los deportes acuáticos, y algunos veranos atrás trabajé de socorrista en las playas de Barcelona (muchas anécdotas). En infotopo principalmente colaboro con notas deportivas y técnicas, como aspirante a geek que soy.