Un plan alimentario para embarazadas es aquel que se encuentra nutricionalmente adaptado a su nueva etapa para cubrir todas sus necesidades de proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas y minerales. Asegura la salud de la madre y un óptimo desarrollo del bebe en su vida intrauterina, que se extienden hasta sus primeros momentos de nacido.
El embarazo es el momento de mayor felicidad para la mayoría de las mujeres, un instante incomparable, donde estamos generando nueva vida, con todo lo que eso significa. Pero además es una etapa biológica de alta exigencia metabólica, donde todos los requerimientos de nutrientes se encuentran incrementados, esto se debe fundamentalmente, a que es una fase anabólica por excelencia, es decir, de formación tisular, celular, de nuevas estructuras, y esto lógicamente requiere un mayor aporte calórico- proteico para no entrar en déficit. (ver también: La nutrición en el embarazo: un aspecto clave)
Por eso se debe primero realizar una valoración antropométrica de la futura mamá, calcular las calorías que ella debería consumir, y adicionarle por el estado de embarazo un porcentaje relativo variable (que lo determina el profesional), que se suma al valor calórico total (VCT) antes calculado. De esta manera nos estamos asegurando la salud tanto de la mamá como del bebe en desarrollo.
Luego de calculadas las calorías necesarias que ella debe consumir, será necesario incrementar la cantidad de algunos nutrientes como: Hierro, calcio, ácido fólico o vitamina B9, y vitamina C o ácido ascórbico, para mejorar la biodisponibilidad del hierro, es decir el binomio absorción-aprovechamiento. Luego, en base a todo lo calculado y con el fin de cubrir con las recomendaciones necesarias, realizar la selección de alimentos.
Esta selección debe incluir:
- Lácteos enteros o descremados: según el estado nutricional de la madre, se prefiere entera; aporta proteínas, calcio y vitamina D.
- Huevo: rico en proteínas y lípidos.
- Carnes: fuentes de proteínas de alto valor biológico e hierro hemínico (se absorben con mayor facilidad).
- Vegetales (verduras y frutas): variedad, crudas, cocidas, fuente de vitaminas, minerales, y fibras.
- Legumbres: muy ricas en fibra soluble y en hierro no hemínico.
- Azúcar: fuente de carbohidratos, aporta 4 calorías/gramo
- Cereales y pan: fuente de hidratos de carbono complejo, si son integrales poseen mayor contenido de fibra para evitar la constipación, que suele ser un síntoma muy frecuente durante el embarazo.
- Aceite: es ideal en frío, porque a altas temperaturas se comporta como una grasa saturada. Fuente de ácidos grasos mono y poliinsaturados, lo ideal es una mezcla de ambos. Ejemplo oliva y girasol, en un proporción 3:1 respectivamente.
- Sal: con moderación para evitar retención de líquido, y con ello una suba en la presión arterial.
No olvidar que los requerimientos aumentados, no están ligados a la cantidad, sino a la calidad de la alimentación.

Soy licenciada en nutrición con master en alimentación natural y macrobiótica. Colaboro en diversos medios impresos para educación social alimentaria y prevención de la desnutrición. Además escribo sobre estética y ciertos temas de interés médico asistencial, mi segunda gran pasión! Soy fanática de los delfines y ballenas.