¿Cómo se hace un balance personal de fin de año? Reflexiones

Balance personal

¿Alguna vez se han preguntado cómo se hace un balance personal de fin de año? ¿Existe un método aplicable para hacerlo más efectivo? Para saberlo, a continuación les preparamos este informe.

Llega fin de año, las fiestas, navidad, la carrera enloquecida de comprar los regalos… Pero, pese a todo, no logramos escapar a la idea de tomarnos un tiempo para hacer un balance de este ciclo a punto de concluir. Es la mejor manera de obtener un cálculo del saldo que este agitado año finalmente nos ha dejado.

Buscar el momento y el lugar idóneo facilita la claridad en nuestro pensamiento, y fomenta la introspección.

Un balance personal puede pensarse como una reflexión para valuar nuestro año, analizar los aspectos positivos y también los negativos, y poder determinar cuánto de lo propuesto al comienzo del año fue alcanzado, y qué metas no se cumplieron. De más está aclarar que esta evaluación no debe hacerse a la ligera, sino que hay que tomarse un tiempo de reflexión, en un espacio y en un momento que invite a la introspección, donde poco a poco podamos ir repasando los sucesos importantes, y darnos cuenta de cómo resultó la cosa después de todo…

No existe una única forma de realizar un balance personal de fin de año. Como la palabra sugiere, al ser personal es exclusivamente individual, singular, tan propio y subjetivo como gente hay en el mundo. Todos tenemos diferentes prioridades, e interpretamos los acontecimientos que nos suceden bajo nuestra propia manera de paladear la realidad.

Los que saben, aseguran que la mejor manera de hacer un balance personal de fin año es:

  1. Realizarlo en un momento de paz y tranquilidad, en que nos encontremos lo suficientemente serenos para dedicarnos un tiempo precioso y exclusivo.
  2. Es indispensable realizar un alto en el camino, y cuidadosamente mirar hacia atrás.
  3. Debe analizarse lo personal y lo profesional separadamente, para que el balance sea más fidedigno.
  4. En lo personal, evaluar por separado las amistades de las relaciones familiares. También separar el dinero de la salud y del amor.
  5. Intentar ser lo más objetivo posible.
  6. Más allá de los resultados, debemos ser bondadosos con nosotros mismos, pues lo hecho, hecho está, y de nada servirá castigarse. Por el contrario, si el balance nos parece negativo, debemos poner énfasis en lo que podemos corregir, y transformarlo en un impulso para hacerlo mejor este año. Sí, aprender de la experiencia es la clave, ¡y proyectarse para mejorar!

Recuérdenlo: la vida se repara siempre hacia adelante, y no hacia atrás.

La vida es una suma de momentos: a veces las cosas salen como queremos, muchas otras no. Capitalizar cada experiencia vivida es el secreto para obtener todo el jugo de la fruta de la existencia, y la mejor manera de prepararse con esperanza y certidumbre hacia todo lo que está por venir, para poder aprovecharlo. Es bueno aprovechar esta oportunidad de reflexión para planear metas a fin de organizar la rutina del próximo año.

Yo no soy persona de hacer un balance personal de fin de año demasiado sofisticado, aunque claramente distingo un año bueno de uno que no lo fue tanto. Pero de lo que sí estoy segura es de que nadie puede con el espíritu humano, que nuestra capacidad primaria siempre es salir adelante, emerger, avanzar, sobrevivir más allá de todo. Tras un año duro, ¡jamás debemos darnos por vencidos! Tenemos la vida, y además la voluntad. Si contamos con nosotros mismos, lo tenemos todo.

Enfoquémonos en el año que llega con toda la fuerza y la mejor energía, porque cada inicio es una nueva y maravillosa oportunidad de hacer las cosas de otra manera. Recuerden que Einstein dijo una vez: “loco es aquél que siempre hace lo mismo, pero espera resultados diferentes“.

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