«El Aleph» y los infinitos de Jorge Luis Borges

"El Aleph" y los infinito de Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges nació en agosto de 1899 en Buenos Aires, Argentina; aprendió a leer en inglés antes que en español (su abuela era británica) y con apenas siete años escribe en aquel idioma un resumen sobre mitología griega, tema que lo fascinó hasta el día de su muerte y que impregna toda su obra. Antes de los diez años ya había traducido “El príncipe feliz” de Oscar Wilde y escrito “La víscera fatal”. A los quince años se instala junto a su familia en Ginebra, donde aprenderá y utilizará el francés como lengua de sus próximos escritos: sus primeros poemas.

En 1921 regresa a la capital argentina. Jorge Luis Borges representa en sus comienzos al ultraísmo, corriente literaria española que abandonará pronto para crear un regionalismo metafísico, al que le incorporará una narrativa fantástica y mágica en su estilo.

 

 El Aleph nace en el año 1949 y es considerada por la crítica mundial como una de las mejores ficciones del siglo.

 

El Aleph debe su nombre al símbolo matemático א (número álef) que señala la cardinalidad (tamaño) de conjuntos infinitos, y se trata de un compendio de cuentos de ficción que ha representado para muchos una visión premonitoria sobre Internet y sobre la globalización, lo que lo transformó en el libro más famoso del autor rioplatense; cada uno de los diecisiete cuentos que integran la obra conforman un pequeño manual de filosofía, donde Jorge Luis Borges se despacha a gusto sobre sus temas predilectos, casi obsesivos: el tiempo, la muerte, la inmortalidad, los dioses, el universo, la infinitud. La obra sintetiza lo metafísico con lo tradicional, el existencialismo se funde con lo vernáculo en una síntesis subyugante, el cosmopolitismo de Borges y la modernidad subyacen en cada relato.

El Aleph tiene la virtud, que le ha valido el éxito rotundo, de una trama sencilla para temas absolutamente complejos. Es también cierto que sus detractores han golpeado, aunque sin éxito en el público masivo, con el martillo de la crítica sobre la veracidad de las fuentes utilizadas y las fallas filosóficas profundas que muestra el autor en varios pasajes. De todas maneras esto es carne de expertos y no ha afectado el vínculo sagrado entre el lector y el escritor argentino. El Aleph es un compendio de parábolas, ficciones y abstracciones en dialéctica sumamente lograda con la realidad. El Aleph contiene una prosa simple aunque profunda, extraordinariamente bien escrita, aunque con ideas densas y por momentos ininteligibles, por instantes prolongados, reservada para eruditos, aunque siempre atractiva. La antología de relatos de El Aleph puede contener datos falsos, filosofía adulterada o recursos cuestionables, pero logra, para envidia de más de un escritor, que una vez que se comienza el libro no se lo pueda abandonar. Eso es El Aleph, eso es Jorge Luis Borges.

Contexto histórico de El Aleph

Como toda obra, ésta también es inseparable de su creador, quien se inscribe en la corriente vanguardista por cuyas diversas vertientes se fue trasladando a lo largo de su carrera. Otra de las grandes críticas, en lo que se refiere a su obra y no a su persona (que ha cosechado infinidad de ellas) que se le imponen a Borges, es su asepsia total de historicidad; autores de la talla de Scalabrini Ortiz, en su momento, Jauretche, más cercano en el tiempo, han acusado, con razón, al autor de El Aleph, de su falta de compromiso por la convulsionada realidad de su país en casi más de ocho décadas. Esto es así aunque en El Aleph se encierren cuentos con descripciones tradicionalistas que no constituyen más que detalles someros de una sociedad que pasó del auge económico e institucional a la debacle y las dictaduras militares, con sus guerras intestinas como sigma registrado. Por lo tanto, El Aleph no es más que el fruto maduro de cuestiones e ideas internas de Borges que no tienen una ubicación temporal o espacial determinada (más que en detalles descriptivos), lo cual, tal vez, sea otro de sus méritos.

El mito sustituye a la historicidad de los hechos. En lo estrictamente literario, ya que el contexto ha influido en la obra pero no se ha reflejado directamente, Borges pertenece, como ya dijimos al vanguardismo, corriente que presenta una respuesta de rebeldía a la crisis ideológica de principios de siglo XX y buscó instaurar un nuevo orden artístico, con modificaciones sintácticas, ortográficas y discursivas; el vanguardismo es un movimiento europeo que pretende romper con la tradición literaria y que posee distintas vertientes y representantes. Instalan la idea de un hombre nuevo que como tal necesita recursos nuevos para expresarlo; entre sus ismos encontramos el expresionismo alemán de Tialk, el cubismo francés de Apollinari, el futurismo italiano de Marinetti, el dadaísmo suizo de Izarra, el ultraísmo español de Huidobro, el creacionismo, también de Huidobro, el surrealismo francés de Breton, el estridentismo de Maples Arce, y más actualmente el cosmopolitanismo, el neorrealismo, suprerealismo, existencialismo, experimentalismo y al abarcativo denominado “boom latinoamericano”.

El ultraísmo, caracterizado por una nueva concepción del lenguaje poético, con el uso de la metáfora como recurso principal en un esquema de verso libre, es el que más adeptos cosechó en Latinoamérica y del que Borges fue uno de sus grandes baluartes, sobre todo en lo que se conoció como el boom latinoamericano junto a Cortázar, Donoso, García Márquez, Fuentes, Carpentier, Neruda, Asturias, Vargas Llosa, Yánez, Paz, Rulfo, y otros.

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4 respuestas

  1. Hola. Quisiera saber cuál es el contexto literario de las obras de Jorge Luis Borges (El inmortal, La biblioteca de Babel, y Funes, el memorioso).

    1. Hola Jheison. El contexto literario es el contexto histórico, de alguna manera. Pero Borges también reinventa el discurso en su modalidad universal, épica, algo a contrapelo con los cánones occidentales de la época. Borges no es tradicionalista, ni, bien mirada su obra, latina. Recordemos cómo emplea el adjetivo en antelación al sustantivo, puesto que sus raíces inspiradoras emergen de libros traducidos (donde un «cómoda mesa» le gana al «mesa cómoda»). Entonces, Borges es algo diferente a lo llanamente Argentino incluso en su prosa. Desde sus comienzos, la crítica hacia sus poemas resultó variada (y polémica), puesto que rompía con dogmas de su época y de la tradición-contexto-argentino. Es un análisis complejo pero creo que te habrás dado cuenta del punto.
      Saludos cordiales.

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