Si llegaste hasta aquí, a ti o a un ser querido le han diagnosticado el lamentablemente famoso «hígado graso», seguro ya te estás preguntando cómo prevenir este cuadro y/o curarlo. Para esto, debemos tener antes una noción de qué estamos hablando exactamente.
El hígado graso es una patología metabólica que se caracteriza por la acumulación de sustancias grasas a nivel de los hepatocitos (las células hepáticas, o del hígado). Se presenta con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad, diabéticos, sobrealimentados, alcoholistas, y las que tienen una dieta rica en azúcares refinados y alto contenido graso.
Actualmente está considerada una epidemia, consecuencia directa de la mala alimentación, siendo que la padecen el 30-35% de la población general, y el 70-75% de las personas obesas y/o con alguna alteración sostenida en su nivel de insulina en sangre.
El hígado graso es una enfermedad que a largo plazo puede derivar en un cuadro grave como hepatitis y/o cirrosis. Por fortuna, en etapas tempranas (preinflatorias), se trata de un cuadro reversible, es decir que puede curarse, siguiendo un tratamiento farmacológico y una dieta sana, variada y equilibrada.
La terapia a través de la dieta resulta fundamental tanto en la etapa preventiva como en la de tratamiento per sé (curación).
Estas dietas se basan en:
- Evitar consumo de cereales refinados; recurrir a aquellos de absorción lenta (es decir, los complejos), entre ellos los integrales y de salvado.
- Disminuir el consumo de grasa.
- Evitar el consumo de alcohol.
- Realizar ejercicio físico.
- Llevar un estilo de vida saludable (descansos de ocho horas, actividades al aire libre, momentos de introspección o meditación, etc.).
- Descender de peso (en caso de sobrepeso u obesidad) ya que éste es uno de los principales factores asociados, pero, atención, hacerlo en forma lenta, ya que un descenso de peso abrupto puede ocasionar una precipitación de sustancias grasas a nivel de vesícula y vías biliares, empeorando el cuadro.
- Evitar el consumo exagerado de medicamentos hepato-tóxicos como aspirinas, ibuprofeno y pastillas anticonceptivas, entre otros.
- Tomar muchísima agua.
- Consumir frutas y verduras por su alto nivel en minerales y antioxidantes.
- Reducir el colesterol.
- En caso de ser diabéticos, tratarse la enfermedad, porque esta predispone a grasa en hepatocitos.
El hígado graso es una patología que puede presentarse asintomática (sin que nos demos cuenta) o bien poseer síntomas como: dolor de cabeza, mareos, desgano sostenido, cuadros depresivos; pero como estos se suelen confundir con otros cuadros, resulta necesario realizar el diagnóstico diferencial por ecografía, quien devela el grado de compromiso del órgano (complementado posteriormente por análisis de sangre y pruebas de laboratorio).
Nuestro hígado es un órgano de suma importancia. Puede pensarse como «el laboratorio del organismo», pues se encarga de detoxificar la sangre, depurar las toxinas, sintetizar hormonas y sustancias útiles, entre otras. Por eso es vital cuidarlo, ya que un hígado graso, puede derivar progresivamente en un agrandamiento, fibrosis y una alteración grave de sus funciones.
Recuerden: estilo de vida saludable para prevenir el hígado graso!

Soy licenciada en nutrición con master en alimentación natural y macrobiótica. Colaboro en diversos medios impresos para educación social alimentaria y prevención de la desnutrición. Además escribo sobre estética y ciertos temas de interés médico asistencial, mi segunda gran pasión! Soy fanática de los delfines y ballenas.