El mal humor es un estado anímico que se presenta con actitud de enfado, irritación, preponderantemente negativa.
Siempre que exista mal humor es urgente que este sea prontamente neutralizado y transformado en humor del bueno. La razón fundamental es que este es totalmente contagioso, nocivo y tóxico, no solo para quienes lo padecen, sino además para quienes los rodean. Noten que una persona mal humorada está irritable, contesta mal, o no contesta, incluso hasta su lenguaje gestual es acotado y oscuro; y basta solo una pequeña chispa para que todo vuele por los aires.
Cuando tenemos la mala fortuna de vivir en algunos de nuestros ámbitos con personas que tienen mal humor, lo mejor será:
- No confrontar, porque lejos de solucionar se empeora todo.
- Ser paciente y recurrir a nuestra mejor contestación, aunque cueste.
- Intentar responder siempre de buena manera, para no generar más tención.
- Si se torna difícil alejarse de la situación para que la otra persona baje su nivel de alteración o frustración, causante del mal ánimo.
- Hacer algo por el otro; esto puede ayudar a cambiar su día, alcanzarle una taza de café, un pequeño obsequio, un gesto amable, pero nunca sumiso, para no alimentar más aún esa conducta.
- Fomentar siempre la comunicación y el buen dialogo.
- Recurrir a la comprensión y entender que el que más sufre es el mal humorado.
- Intentar siempre acercamientos oportunos. Sin ser insistente para no generar asperezas.
- Si no es una persona de nuestros afectos, con intentar hacer llevadera la convivencia (laboral, académica, etc.) bastará. Aunque si se puede tender la mano y contribuir de alguna forma para una transformación, sería increíble.
- Si se trata de un ser querido todo lo que hagamos por él bien valdrá la pena para ayudarlo a controlar su mal humor y paulatinamente mejorar su estado ánimo.
Recuerden que el mal humor, ya sea el propio o el ajeno, trae grave consecuencias para la salud, claro que en el caso que no sea nuestro no somos responsables y tal vez no esté en nuestro poder cambiar la situación, aunque con paciencia y voluntad podemos ayudar a que esa persona aprenda a dominarlo y mejorar así la calidad del tiempo compartido y las relaciones humanas de los involucrados.
La clave es la tolerancia y la buena predisposición, ambas palabras mágicas que invitan a mejorar, salvar, recomponer! Probemos, que el buen humor también puede contagiarse!

Soy licenciada en nutrición con master en alimentación natural y macrobiótica. Colaboro en diversos medios impresos para educación social alimentaria y prevención de la desnutrición. Además escribo sobre estética y ciertos temas de interés médico asistencial, mi segunda gran pasión! Soy fanática de los delfines y ballenas.



3 respuestas
Hola ¿Qué opinan de no hacer nada? es decir… me da la sensación que a veces a los malhumorados hay que dejarlos solos… que solos, con el tiempo, se les pasa. Por lo menos con mi madre me funciona 😛
jajaja es verdad. No hay nada peor para el malhumorado que no llevarle el apunte! Pero a veces es difícil porque en un ambiente de oficina una cara de **** te termina arruinando el día. Aunque ignorarlos es mejor