Como tengo amigos a los cuales les costó mucho perderle el miedo al agua y aprender a nadar, me pareció pertinente escribir una nota al respecto. Al preguntarse ¿cómo perderle el miedo al agua y aprender a nadar? lo primero que quiero que sepas es que se puede. Ten la certeza de que no necesitas ser un niño para aprender; en cualquier momento de la vida podemos ganarle a nuestro temores y aprender a nadar de una vez por todas.
Todos en el mundo le tenemos miedo a diferentes cosas o situaciones, y el agua no es una excepción.
¿Por qué le tenemos miedo al agua?
Las razones pueden ser muchas: circunstancias traumáticas, asociación negativa, la fantasía de que nuestros miembros son insuficientes para mantenernos a flote, y muchas veces por razones que hasta la persona desconoce.
El miedo es una sensación que se «adueña» de nosotros y nos paraliza; es una fuerza que domina nuestros pensamientos y tuerce el curso normal de nuestras acciones. Por esto hay que intentar ser «realista», «sensato», y estar consciente de que perder una fobia puede ser un proceso muy paulatino.
Perderle el miedo al agua
Para perder el miedo al agua se necesita paciencia, voluntad, y estar acompañados por alguien idóneo que nos sirva de apoyo psicológico.
Seguir los siguientes pasos:
- Primero se deben meter los pies en el agua, sentados en el borde, por supuesto que del lado menos profundo de la piscina. Se debe repetir esta secuencia las veces que resulten necesarias, hasta sentirnos tranquilos, cómodos y seguros.
- Una vez superada esta fase, intentemos sentarnos en la escalera, en el primer escalón, e ir avanzando de a poco hasta poder entrar al agua hasta la rodilla, pausar, luego hasta la cintura, pausar, etc.
- Después se intentará llegar al cuello y, en esa etapa, jugar a intentar flotar, siempre en la zona en la que hacemos contacto con el fondo de la pileta
- Lo menos sencillo para una persona que le teme al agua es sumergir la cabeza, este será nuestro objetivo. Se comienza metiendo y sacando la cabeza hasta lograr estar serenos.
No existen plazos para perderle el miedo al agua; dependerá de cada uno de nosotros, y del propio grado de temor; lo más importante es ir avanzando.
En el caso de los niños, se quita el miedo y se aprende a nadar jugando: en ellos, todo fluye naturalmente. En cambio, los adultos estamos llenos de ideas, de preconceptos, de cierta «rigidez» mental que atenta con los cambios. Esto es lo que hay que trabajar.
Sólo luego de vencer el miedo al agua podremos aprender a nadar correctamente. Sugiero aprovechar las clases de natación «de iniciación», donde se aprende desde cero y se va progresando a diferentes niveles. Pero una vez que el miedo no está, el resto es sólo práctica y dedicación.
Nunca olviden que nuestros miedos nos encarcelan. Son trabas emocionales que necesitamos superar, no sólo para avanzar y sentirnos bien, sino porque vencer un miedo o fobia resulta ser una experiencia increíblemente liberadora que aumenta nuestra autoestima y seguridad y repercute en todo aquello que hagamos.
Siempre tengamos en mente que SE PUEDE!

En mi vida probé muchísimos deportes, y hoy conservo aquellas actividades y hobbies que se realizan al aire libre. Mi otra pasión es viajar: conocer lugares exóticos del mundo y escribir bitácoras de mis vivencias. Disfruto de la fotografía y la geografía, así que cuando me surge un viaje, nunca lo dudo. Estas son mis experiencias.


