Las consecuencias de la comida chatarra no son algo para tomar a la ligera, debido a que este tipo de preparaciones están muy lejos de lo que conocemos como una alimentación equilibrada y armónica, ya que aportan elevada cantidad de calorías, azucares, grasas saturadas, aceites hidrogenados y poco valor nutricional.
La comida rápida o fast food es un verdadero fenómeno social que ha surgido de la mano de la modernización y el confort. El ritmo de vida de las pequeñas y grandes ciudades nos lleva a vivir de prisa, sin pausa, y este comportamiento se ha hecho extensivo a todos los planos de nuestro cultura, a tal punto que incluye por supuesto a nuestra forma de alimentarnos.
Nos sentamos y en tres minutos ya tenemos nuestro menú a la orden, con miles de calorías en una comida hiper condimentada y adictiva, que lejos de nutrirnos nos MALNUTRE, causando a corto o largo plazo perjuicios graves a nuestra salud y bienestar general.
Entre esta comida basura podemos mencionar:
- Las hamburguesas
- Las papas y huevos fritos
- Los hotdogs, perros calientes, o panchos
- El pollo frito
- Aros de cebolla
- Las pizzas y sándwiches
- Las gaseosas
- Jugos azucarados
- Los batidos de crema
- Los dulces
Estas comidas chatarras se asocian a diversas patologías, tales como:
Sobrepeso
Obesidad
Hipertensión arterial
Enfermedades cardiacas
Accidentes cerebro vasculares (ACV)
Hígado graso
Litiasis vesicular (cálculos)
Entre otras
Este tipo de comidas es aconsejable no consumirlas con frecuencia.
Para prevenir estas enfermedades se debe evitar consumir este tipo de comidas y apegarse a un plan de alimentación variado, suficiente y adecuado a los requerimientos de cada persona, seleccionando variedad de frutas y verduras, lácteos preferentemente descremados, huevo con frecuencia semanal (no más de tres unidades semanales porque la yema contiene exceso de colesterol), carnes magras y pollos sin piel, cereales integrales por su alto contenido en fibras, aceite en frío en lugar de manteca, sal y azucares con moderación. Beber agua en lugar de gaseosas.
Cocinemos más, pidamos menos delivery, volvamos a la alimentación de las abuelas y de las mamás, con alimentos nobles y seguros, a las preparaciones caseras, sanas y nutritivas; no solo porque son deliciosas, sino porque resultan beneficiosas para nuestro bienestar y el de nuestras familias.

Soy licenciada en nutrición con master en alimentación natural y macrobiótica. Colaboro en diversos medios impresos para educación social alimentaria y prevención de la desnutrición. Además escribo sobre estética y ciertos temas de interés médico asistencial, mi segunda gran pasión! Soy fanática de los delfines y ballenas.